La moral y las buenas costumbres es un término jurídico empleado para referirse a un conjunto de normas sociales que no alteren el orden público, preservando la paz y la seguridad, encontrándose estrechamente asociado a otros conceptos éticos y morales, tales como la decencia, el decoro, la dignidad y el pudor. El no cumplimiento de estas normas, mediante un comportamiento contrario, hace incurrir en una falta que puede tener una sanción previamente estipulada, dependiendo de los convencionalismos incorporados en el ordenamiento jurídico en donde ocurra, obedeciendo a un lugar y periodo de tiempo determinado.
En la mayoría de los casos, la gravedad de los actos que atenten a la moral y las buenas costumbres va a depender, en primera instancia, del criterio de quien ejecuta la penalidad, siendo facultados para tales propósitos la policía o cualquier fuerza de seguridad equivalente para cursar una infracción, así como también posteriormente a los jueces, quienes emiten una resolución judicial correspondiente a cada caso.
Esta terminología es usada frecuentemente por los social conservadores como argumento a favor o de respaldo a sus principios.
